La última noche insomnio

Escrito por Lucía Fernández

Eran las tres y cinco de la mañana estaba en mi cama sin poder dormir, me había enterado de que el chico del que estaba enamorada se había besado con otra chica.
Necesitaba despejar mi mente así que me levanté de la cama y encendí una pequeña lampara, cuando la encendí creí ver una sombra pero solo había sido mi imaginación, ya que cerré mis ojos con fuerza y cuando los abrí ya no estaba. Me estaré quedando dormida pensé.
Cuando ya estaba en la puerta oí un ruido, me giré y vi a un hombre... No eso no era un hombre, no se lo que era. Ni siquiera era humano.
Era una sombra de dos metros y medio de alto, tenía la forma de una persona pero su cara no era humana, era lo único que se podía ver. Era terrorífico, no tenía ojos sus dientes eran demasiado grandes y tenía una sonrisa macabra. Faltaban partes de su cuerpo como si se las hubieran arrancados.
Abrí la puerta lo más rápido que pude y la cerré con la misma rapidez, baje las escaleras mientras oía como mi puerta caía. Aquel ser hacía ruidos extraños.
Salí a la calle y corrí lo más rápido que mis piernas me permitían, no había coches así que no podía pedir ayuda.
Cuando llevaba un rato corriendo no se el tiempo exacto, pero para mí parecieron años vi un coche y a pesar de seguir oyendo las pisadas de aquel monstruo me agaché para mirar por la ventana y pedir ayuda.
Ojala no lo hubiese hecho.
El conductor de aquel coche no tenía cabeza y había un hueco enorme donde debía estar su corazón. Eso me hizo correr todavía más rápido pero ahora también me perseguía un coche.
Estaba llorando pensé que no iba a salir viva, pero segundos después me choqué con alguien, iba a retroceder pero vi quién era.
  -¿Natalia?-Era Alex el chico del que estaba enamorada.
  -¡Alex! Ayúdame me están persiguiendo.
  -Ven conmigo a mi casa-Su casa tenía una valla enorme que no podrían saltar.
Me metí en su casa y me cogió de la mano guiándome cuando sentí su mano húmeda, la miré y estaba llena de sangre. Intenté retroceder él apretó con más fuerza mi muñeca.
Estaba asustada pero no creía que él fuera a matarme, era Alex le conocía desde hacía mucho.
  -¿Por qué tienes sangre?

  -Por el ritual.
  -¿Qué?
  -No creerías que el hogar de esas criaturas es este ¿Verdad?
Se giró y sentí algo clavándose en mi cuerpo, mis pulmones se empezaron a llenar de sangre y yo perdí el conocimiento.

Segundos después me desperté, me tumbé hasta que conseguí calmar mi respiración. Busqué mi móvil y miré la hora.
Eran las tres y seis minutos.
Ya me tranquilice cuando escuché unos crujidos en el suelo.
Lo último que oí fue.
  -No puedes escapar de mi.