Un árbol con mucha historia
La tradición de adornar los pinos navideños se remonta a la primera mitad del siglo VIII aunque hasta finales del siglo XIX no llega a nuestro país
13.12.2022 - Sofía Sánchez González
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Con la llegada del mes de diciembre, los hogares de todo el mundo desempolvan las cajas de sus trasteros para sacar los distintos adornos navideños que inundarán de alegría y color los salones de sus casas durante la Navidad. Entre esa multitud de cajas, que están cargadas de bolas, piñas, guirnaldas y espumillones, llega el momento de pensar qué árbol elegiremos y cómo lo adornaremos para que sea el más bonito y original. Pero, ¿de dónde viene la tradición de instalar un árbol de Navidad en nuestros hogares?
Parece ser que el nacimiento del árbol de Navidad habría que situarlo en Alemania en la primera mitad del siglo VIII. Cuenta la leyenda que un evangelizador inglés, llamado San Bonifacio, estaba discutiendo con unos druidas, sacerdotes de los antiguos celtas, sobre el valor sagrado del roble. Bonifacio que cuestionaba y dudaba de ese valor sagrado, decidió cortar un fresno perenne y plantar en su lugar un pino, que por ser perenne, simbolizaba el amor de Dios, y para que fuera más bonito lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasaba el tiempo, las manzanas y las velas se transformaron en esferas, luces y otros adornos.
Otra leyenda, sitúa el nacimiento del primer árbol de Navidad tal y como lo conocemos hoy en día, en la ciudad de Tallín (Estonia) en torno al año 1441 y en Riga (Letonia) en 1510. La leyenda en cuestión, una de las muchas que adornan la historia de estas dos ciudades, cuenta que había un árbol (abeto) en la plaza principal de la localidad. Al parecer, unos comerciantes locales comenzaron a bailar alrededor de él en compañía de varias mujeres y acabaron quemándole. El suceso, lejos de provocar consternación, desató la costumbre de iluminar abetos coincidiendo con la Navidad.
El primer árbol de España
La costumbre de adornar un árbol en los hogares españoles llega a nuestro país a finales del siglo XIX. La primera persona que puso un árbol de Navidad en España era de origen ruso y se llamaba Sofía Troubetzkoy. Esta princesa, que era la viuda de un hermanastro de Napoleón III, se casó en segundas nupcias con el aristócrata José Osorio y Silva. La primera Navidad que pasaron juntos, sirvió para que Sofía solicitara la instalación de un abeto decorado en el Palacio de Alcañices de Madrid.
Elementos decorativos
Para la decoración y vistosidad de nuestros árboles, en la actualidad, empleamos una gran variedad de objetos tradicionales, que guardan un significado especial:
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La estrella, que colocamos en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, lo que nos recuerda, en cierta medida, a la estrella de Belén.
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Las bolas, en la época de San Bonifacio manzanas, simbolizan los dones de Dios a los hombres.
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Lazos, guirnaldas y espumillones. Siempre se ha pensado que los lazos representan la unión de las familias y personas queridas alrededor de los dones que se desean dar y recibir.
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Piña, nos recuerda que es un signo de inmortalidad y unidad familiar.
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Las luces, anteriormente velas, se entienden como sinónimo de la luz del mundo.