El huracán Otis causa caos y destrucción en Acapulco.

Desde este miércoles 25, cuando el huracán llegó a la costa, la considerada como joya del turismo del pacífico mexicano se ha convertido en una ciudad sumamente peligrosa.

Las autoridades ya sabían que se acercaba una tormenta tropical, pero no le dieron importancia, ya que son comunes en esta época del año. Lo que a todos sorprendió fue que en 12 horas la tormenta se convirtió en un huracán de magnitud 5. Pese a esto, estaban relativamente tranquilos, ya que no llegaría a la costa hasta las 4 o las 6 de la madrugada, tiempo en el que les daba tiempo a evacuar a la población. El plan habría funcionado, de no ser porque el huracán llegó a la costa a medianoche, pillando a todos desprevenidos.

Tomando tierra el miércoles 25, el huracán Otis ha dejado tras de sí calles inundadas y palmeras en el suelo. El 80% de las instalaciones del sector hostelero han sido dañadas y no se podrán recuperar hasta dentro de varios meses, poniendo en una situación crítica a una ciudad que vive del turismo. Por su parte, se han quedado fuera de servicio 37 líneas de transmisión, 26 subestaciones eléctricas, una central de generación y 10.000 postes de luz, dejando a la ciudad sin comunicaciones con el exterior. Los datos de bajas han sido lentos, pero se estiman en 39 muertos, 10 desaparecidos y decenas de miles de afectados.

Si bien el gobierno de México ha desplegado soldados y miembros de la marina, los habitantes se han quejado de la falta de recursos que han sufrido. La situación empeoró a tal punto que se han visto obligados a saquear centros comerciales en busca de recursos. Si bien normalmente buscan alimentos, agua y medicinas, tampoco se han salvado concesionarios de coches y cajeros automáticos.

Por si no fuera suficiente, los ciudadanos tienen que afrontar un peligro más: los cuerpos en descomposición. Debido a la situación, los cuerpos inertes de los afectados yacen sin vida tirados en la calle y, como ya se están empezando a descomponer, corren el riesgo de extender enfermedades peligrosas.

Es una situación complicada, sin dudas. Con miles de acapulqueños y turistas atrapados en la ciudad, miles de familias afectadas y una economía que no podrá volver a surgir hasta dentro de un tiempo, es evidente que en estas situaciones, si bien hay que ayudar en todo lo que se pueda, es difícil hacerlo.