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Decálogo del buen periodista


1. VERACIDAD. Es el principio básico para cualquier periodista y medio de comunicación. Las informaciones deben ser auténticas. El prestigio y el compromiso del periódico con sus lectores se fundamenta en narrarles los hechos tal y como son, sin engañarles ni publicar falsedades.

2. CLARIDAD. El lector debe conocer y comprender los hechos. Nuestros textos deben narrar la noticia de forma que pueda ser entendida por la mayor parte de nuestros lectores. Por ejemplo, no debemos dar por supuesto que algo conocido por los periodistas, es también conocido por los lectores. De esta forma, y si existiesen, deberíamos contar los antecedentes a nuestros lectores o explicarles de una forma sencilla ideas complejas. Otro ejemplo, quizás algunas siglas o cargos de personalidades no son conocidas por todos.

3. IMPORTANCIA E INTERÉS. Una noticia no sigue el clásico esquema de contar una historia: presentación / desarrollo / conclusión. En nuestras informaciones, debe primar la importancia y el interés. Aquello qué ha ocurrido, dónde, cuándo, por qué, cómo o quién debe ir al principio de nuestra noticia. Otros elementos como los antecedentes o el contexto se ordenarán a continuación y en orden descendente, según su importancia. Si no hubiera demasiado espacio, es necesario resumir, ir al grano. El titular es fundamental, debe resumir en un máximo de dos o tres líneas la noticia, narrando lo más importante y ser llamativo para atraer al lector.

4. OBJETIVIDAD. El periodista deber ser lo más imparcial posible, sin dejar que sus posibles preferencias influyan en la forma de contar la información. Deberemos distinguir entre la información y la opinión. En la primera, aunque seamos afines a una parte de la historia, no debe afectar a nuestra noticia y contarla desde todos los ángulos. En opinión, como su propio nombre indica, sí podemos verter nuestro punto de vistas. Pero ambos géneros deben ir diferenciados en nuestro diario e, incluso, indicaremos cuáles son las paginas de opinión, con un pequeño avisador en la parte superior de las páginas.

5. RIGOR Y CONTRASTE. Van de la mano de la verdad y de la objetividad. Casi siempre, nos encontraremos con que nuestras informaciones tienen distintas

6. ACTUALIDAD. Prima en el trabajo del periodista. El punto principal de una noticia es contar hechos o informaciones de ahora, con la mayor inmediatez posible. No nos sirve contar una noticia que ha pasado hace unos días y que, probablemente, nuestros lectores ya habrán conocido por otros medios.


7. ATRACTIVO. Un diario tiene que llamar al lector. Aunque el texto sea muy bueno, de nada sirve si son un montón de letras juntas que dé pereza leerlas. Debemos jugar con los titulares, la estructura de la noticia y, sobre todo, con las fotografías. Un buen documento gráfico que ilustre los hechos hace ganar a una información muchos puntos.

8. ORIGINALIDAD. Buscar noticias propias para nuestro diario consigue distinguirlo y dotarlo de prestigio y calidad. Son las llamadas exclusivas, informaciones que sólo nuestro diario ha logrado gracias a su labor de investigación. Por supuesto, nuestras exclusivas deben ser veraces y estar contrastadas. A lo mejor, si no las inventásemos lograríamos vender muchos ejemplares un día, pero nuestro lectores perderían su confianza en nosotros. Igualmente, copiar y pegar lo que hacen otros no serviría porque ya lo habrían contado ellos.

9. HUIR DEL MORBO FÁCIL. Puede parecer sencillo caer en el llamado sensacionalismo y contar sólo noticias de accidentes, muertes o sangre. La información de un diario es muy amplia y, si bien se cuentan sucesos trágicos, hay que tener cuidado en la forma de narrarlos. Por ejemplo, no conviene recrearse en detalles macabros e innecesarios para contar los hechos.

10. NUESTRAS FUENTES. Las fuentes son quienes nos informan de los hechos, quienes nos dan los ladrillos para construir nuestra noticia. Es necesario cuidarlas porque no siempre quieren que se les conozca y nunca se sabe si las necesitaremos otra vez. También debemos estar seguros de si son fiables. Una fuente que nos mienta no sirve para nada. Si la fuente no quiere ser conocida, no tenemos por qué desvelarla.